La prensa amarilla me pone de los nervios. Sé que no soy el único. Con el paso de los años, conforme descubres que comienzas a hacerte viejo (es un decir), descubres también como te vuelves inmune a ciertos amarillismos, pero de vez en cuando algo consigue sacarte de quicio.
Y sobre las 17 horas más o menos algo me ha conseguido patear el estómago: el programa de Antena 3 “Tal Cual Lo Contamos”. La cosa, para los que no lo han visto, va de caracoles.
Resumiendo, la noticia ha sido la siguiente: la Policía Local de Valencia multó a un anciano que vendía a las puertas del Mercat Central de forma ilegal caracoles. En el momento de la incautación portaba para su venta sobre unos 4Kg. Tampoco la cantidad es importante, porque no hablamos de ilícitos penales ni cocaína. Pero sigamos. La sanción propuesta e impuesta fue de 1500 €. El anciano no ha podido pagar y parece que está incurriendo en mora, de forma que, siempre según los “periodistas”, en apenas unos días la sanción pasará a ser de 3000 €.
Bien, entraré medianamente en el amarillismo para que todos entréis en situación. Antena 3 saca al anciano y a su mujer llorando a moco tendido. Pobrecitos que somos, snif snif y todo eso. Palabras textuales del anciano “llevo haciendo esto muchísimos años y nunca nos había pasado nada“. Para terminar el circo mediático, su hijo, quien, por cierto, me recuerda sospechosamente a como aquel gracioso jovenzuelo que salió en el Diario de Patricia, aunque no he localizado todavía el video de hoy para corroborarlo, está recogiendo firmas para evitar que sus padres tengan que hacer frente a la multa.
Entonces se devuelte la conexión a la mesa y los contertulios se ponen de parte del anciano y vuelven otra vez al argumento, qué mala es la administración, pobre anciano, que si a otros que hacen cosas peores los dejan sueltos y blah blah blah blah.
Vale. Pues venga. Yo estoy a favor de que sancionen al anciano. Pero no con 1500 €. Me parece poco. Acaba de reconocer delante de las cámaras un hecho continuado durante años como es la venta ilegal de productos alimentarios a las puertas de un establecimiento en que hay cientos de trabajadores autónomos que pagan sus impuestos, sus cotizaciones, sus proveedores, su género, que tienen que pasar controles sanitarios, que … en fin, trabajadores autónomos que cumplen la ley con todas las consecuencias económicas que ello conlleva. Y entonces este señor reconoce que lleva años haciendo competencia desleal, sin pagar impuestos, sin que sus productos pasen controles sanitarios algunos, sin que tenga que hacer frente a los costes del trabajador por cuenta propia como todo hijo de vecino, y muchas veces impidiendo que ese mismo producto se llegue a vender con todas las garantías dentro del mercado porque él lo ofrece fuera a mejor precio y antes de que el consumidor haya podido llegar a ver el género del comerciante. Y sí. En todo esto tiene su parte de culpa el consumidor, que los compra. Pero no estamos hablando de él en estos momentos.
Así que, señores, no sólo deberían multarlo con bastante más de 1500 €, sino que debería estudiarse si este hecho es constitutivo de algún tipo penal relativo a delitos contra la salud pública.
¿El hecho de ser anciano le ofrece a este señor una patente de corso, o algo así? Venga, animo a estos pseudo-periodistas a que expliquen a un autónomo que paga sus impuestos, pasa sus controles y cumple la legalidad que a este señor que, además de no pagar impuestos, ejercer sobre sus negocios una competencia desleal, no pasar controles sanitarios incumpliendo la legalidad y puede que poniendo en peligro la salud de los consumidores, se le debe retirar una sanción ínfima para el tiempo en que ha estado causando a los valencianos todos estos perjuicios. A ver si tienen lo que hay que tener.
Pero no, no lo tienen. Y me gustaría que alguien les contase lo que he escrito. A ser posible, un trabajador autónomo que nos lea y los conozca. Pero sólo para que luego nos cuente la cara que se les quede cuando reflexionen un momento sobre lo que ha dicho esta tarde y dejen de banalizar y manipular las situaciones que ofrecen en su programa, dando al espectador una visión sesgada, imprecisa y distorsionada de casi cualquier tema que tratan.
Si soy el único que piensa así, me alegro sin duda de ser un bicho raro.
Imagen | Hisks